De acuerdo al estudio realizado por FAO “Agricultura familiar en América Latina y El Caribe: Recomendaciones de Política” (2014), la región de América Latina y Caribe, es la región de países en desarrollo, con la mayor proporción de explotaciones agrícolas encabezadas por mujeres. Esta oscila entre un 8% al 30% según los países.
Con esta tendencia no sólo se benefician las mujeres, sino la población mundial:
“(…) Si los rendimientos en las tierras cultivadas por las mujeres alcanzaran los de los hombres, aumentaría la producción agrícola en los países en desarrollo entre un 2,5% y un 4%. Un incremento de la producción de esta envergadura podría acarrear una reducción del número de personas subnutridas en el mundo del orden del 12% al 17%. Con arreglo a las estimaciones más recientes de la FAO, 925 millones de personas están subnutridas en la actualidad. El cierre de la brecha de género en el ámbito del rendimiento agrícola podría reducir esa cifra hasta en 100 millones a 150 de personas.” Fuente: FAO (2011), pp vi.
Para el caso de la región analizada, las mujeres tienen menor acceso a la tierra, los créditos y la tecnología, que los hombres, por lo que se recomienda realizar acciones que faciliten mejoras en estos aspectos.
Para el tema de la mujer en la agricultura el estudio cita estas conclusiones, entro otras:
- La agricultura familiar es la actividad económica con mayor potencial para aumentar la oferta de alimentos de América Latina y el Caribe, reducir el desempleo y sacar de la pobreza y la desnutrición a la población más vulnerable de las zonas rurales, entre la que destacan las mujeres.
- La equidad de género en el campo requiere de un nuevo abordaje que integre las transformaciones que está viviendo el binomio urbano-rural.
Para el caso de Guatemala, la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca ocupa a 1,739,868 personas. De estas 1,547,973 (41.8%) son hombres y 191,895 (9.5%) son mujeres. Estos datos son de población de 15 años o más y que forman parte de la población económicamente activa. (Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2013). Este es un índice bajo, para un país con vocación agrícola y que ocupa a la mayor población laboral. Generar un cambio en este indicar, es el reto para quienes incidimos de una u otra forma en la agricultura.
Este artículo contiene extractos del estudio de FAO citado (capítulo 5 Las Mujeres en la Agricultura Familiar).
